En marzo de 2025, OpenAI lanzó una nueva función en ChatGPT que permite a los usuarios generar imágenes con el distintivo estilo del renombrado estudio de animación japonés, Studio Ghibli. Esta herramienta ha ganado rápidamente popularidad, con innumerables usuarios compartiendo en redes sociales imágenes personalizadas transformadas al estilo Ghibli.
Debate sobre derechos de autor y ética
La capacidad de replicar el estilo artístico de Studio Ghibli mediante inteligencia artificial ha suscitado un intenso debate sobre los derechos de autor y la ética en la creación artística. Expertos legales sugieren que OpenAI podría enfrentar desafíos legales por entrenar sus modelos de IA utilizando obras protegidas por derechos de autor de Studio Ghibli. Rob Rosenberg, fundador de Telluride Legal Strategies, indicó que el estudio japonés podría argumentar que OpenAI ha violado la Ley Lanham al utilizar su identidad artística de manera no autorizada.
Posición de Hayao Miyazaki
Hayao Miyazaki, cofundador de Studio Ghibli, ha expresado anteriormente su descontento con el uso de inteligencia artificial en la creación artística. En el documental «Never-Ending Man: Hayao Miyazaki», calificó la animación generada por IA como «un insulto a la vida misma», reflejando su preocupación por la deshumanización del arte a través de la tecnología.
Impacto en la comunidad artística
Artistas y animadores han manifestado inquietudes sobre cómo estas herramientas de IA podrían afectar la originalidad y autenticidad del arte. La posibilidad de que el público prefiera imitaciones generadas por IA en lugar de obras originales plantea preguntas sobre el futuro de la creatividad humana y la valoración del arte tradicional.
Respuesta de OpenAI
Sam Altman, CEO de OpenAI, reconoció la popularidad de la función y cambió su foto de perfil a una imagen suya transformada al estilo Ghibli. Sin embargo, la empresa aún no ha emitido una declaración oficial sobre las preocupaciones legales y éticas planteadas.
Este fenómeno subraya la creciente intersección entre la inteligencia artificial y el arte, resaltando la necesidad de un diálogo continuo sobre los límites éticos y legales en la era digital.