La campaña presidencial en Estados Unidos ha entrado en su fase decisiva, con ambos candidatos intensificando sus esfuerzos en estados clave. Donald Trump, exmandatario y candidato republicano, ha adoptado un discurso más polémico, participando en múltiples eventos en Georgia, donde refuerza su mensaje hacia votantes conservadores, especialmente con un tono crítico hacia inmigrantes y minorías. Por otro lado, Kamala Harris, la candidata demócrata, ha aprovechado los town halls para fortalecer su agenda centrada en derechos sociales, destacando su postura a favor del aborto y el apoyo a la democracia en Venezuela.
A pocos días de las elecciones, las encuestas reflejan una contienda cerrada, con ambos candidatos alternándose la ventaja en diferentes sondeos. Harris ha consolidado su base progresista, pero Trump ha logrado recuperar terreno entre votantes blancos y de mayor edad, un grupo clave para su posible regreso a la Casa Blanca. Sin embargo, las críticas sobre la gestión pasada del exmandatario y las recientes declaraciones de exfuncionarios, como John Kelly, que lo calificó como un «fascista», añaden complejidad a su campaña.