El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha intensificado la guerra comercial con China al imponer un arancel del 125% a las importaciones procedentes del país asiático, con efecto inmediato. Esta medida se produce en respuesta al incremento de los aranceles chinos sobre productos estadounidenses, que pasaron del 34% al 84%.
En un mensaje publicado en su red social Truth Social, Trump justificó la decisión alegando una «falta de respeto» por parte de China hacia los mercados internacionales y declaró que «los días de estafar a Estados Unidos han terminado».
Simultáneamente, el mandatario anunció una «pausa» de 90 días en los aranceles recíprocos con más de 75 países que no han tomado represalias, estableciendo una tasa universal del 10% durante ese periodo. Los aranceles del 25% sobre acero, aluminio, vehículos y componentes automotrices permanecen sin cambios. México y Canadá están parcialmente exentos bajo el acuerdo TMEC.
La reacción de China no se hizo esperar. El gobierno de Pekín calificó la medida estadounidense como un «repetido error» y respondió incluyendo a 12 empresas estadounidenses en su lista de control de exportaciones, limitando la venta de productos con uso civil y militar. Las autoridades chinas reiteraron su determinación de «llegar hasta el final» en esta guerra comercial.
El anuncio de Trump provocó una reacción positiva en Wall Street, con subidas históricas en el Nasdaq (+12,16%), S&P 500 (+9,51%) y Dow Jones (+8%). Compañías como Intel, Tesla y Apple registraron aumentos significativos. Sin embargo, la directora de la OMC, Ngozi Okonjo-Iweala, advirtió que las tensiones podrían reducir el comercio entre ambas potencias hasta en un 80%.
Analistas señalan que esta escalada en la guerra comercial podría tener consecuencias negativas para la economía global, aumentando la volatilidad en los mercados y afectando a consumidores y empresas en ambos países. Mientras tanto, Trump ha indicado que las exenciones arancelarias a empresas afectadas se basarán en su «instinto» para decidirlas.
La comunidad internacional observa con preocupación esta nueva fase en las relaciones comerciales entre las dos mayores economías del mundo, mientras se espera que las negociaciones puedan reconducir la situación hacia una solución más estable y beneficiosa para ambas partes.